14.3.09

Pistas sobre próximos proyectos

Si tuviera que resumir con imágenes los guiones de cortometrajes que estoy escribiendo y que pienso llevar a cabo inminentemente, estas serían las imágenes:





























12.3.09

Innocent beauty fucked after taking bath

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8.3.09

'Gran Torino', un Eastwood menor

La última creación de Clint Eastwood ha llegado sólo un par de meses después de su anterior película, 'El intercambio'. Dice el polifacético artista que lo hace para mantenerse joven. Esta vez nuestro amigo cascarrabias hasta se ha atrevido a ponerse frente a las cámaras, dice él que por última vez (sospecho que en una maniobra comercial), para encarnar a Walt Kowalski, veterano de Corea que verá perturbada su "tranquilidad" por la muerte de su esposa y por ciertos vecinos de ojos rasgados que poco a poco están apoderándose de su barrio. Esta película tiene el sello del Eastwood del siglo XXI, buena factura, montaje parsimonioso, una atmósfera bien creada. Pero no es la obra maestra que muchos venían anunciando a bombo y platillo. Trataré de explicarme.

Empezando por los pequeños detalles que me molestaron, resaltar las caritas de mala hostia en primer plano del bueno de Clint y los insultos xenófobos que dirige a todo aquel que se cruza por su camino, recursos innecesarios, que tal vez una vez pueden tener gracia, pero cuando oí por decimoséptima vez la palabra "yogur" o "rollito de primavera", empezó a molestarme de verdad. Esto hace perder a la película la sutileza que caracterizaban las últimas películas del realizador norteamericano. Pero lo más delicado viene ahora.

El principal problema de esta película, en mi opinión, está en su guión. Para empezar, la premisa y las características de los personajes principales están bien dibujados. La película se toma su tiempo (al principio se le perdona) para presentarnos a un Clint Eastwood más rancio que el olor de la boina de Paco Martínez Soria y a ciertos personajes orientales que tendrán su importancia a lo largo de la película. Vale, hasta aquí bien. Pero hay un problema bien gordo. Se nos ha presentado a un personaje tan anticuado y con unas convicciones tan interiorizadas que los guionistas necesitan más de tres cuartas partes de la película para hacer evolucionar al personaje y así justificar la última cuarta parte de la misma. Para ello usan lo que yo suelo llamar "blindaje del guión", un proceso que puede resultar contraproducente según ciertas circunstancias. En 'Gran Torino' la narración se centra en el personaje de Eastwood y en su relación con el chaval oriental, dejando de lado al espectador. Esto le hace perder fuelle y hacerse aburrida a ratos, reiterativa (por ejemplo, las escenas del predicador y las de los orientales ofreciéndoles regalos por lo que hace Walt Kowalski. Repito, recursos de manual para hacer justificable la última parte de la película) y con escenas largas o directamente innecesarias (cuando presenta el chaval al constructor, cuando ya habíamos recabado mucha, demasiada información de las escenas con el peluquero).


Con todo este proceso supuestamente cumplido, el de hacer evolucionar a Eastwood y al chaval, el gran punto de inflexión de la película es rotundo, a priori justificable... pero es que llega tarde, demasiado tarde. A partir de aquí, la narración pone la quinta hacia el clímax final... pero aquí viene otro problema añadido. La película ha sido lenta, pero constante en mostrarnos detalles más o menos explícitos. Por eso, llegamos hasta a comprender la decisión final de Eastwood cuando queda bastante tiempo para terminar. El error viene dado por ciertas escenas clave que se van repitiendo a lo largo de la narración. Los guionistas no es que nos sugieran el clímax final, es que nos lo ponen todo en bandeja. El suspense se va diluyendo con el paso de los minutos, así que necesitamos un desenlace apoteósico, un puntapié definitivo que nos pille por sorpresa a todos. Como sólo Eastwood sabe hacer. Pero no. El final es previsible (como he dicho antes) y atropellado. Me dejó completamente frío, tan frío que pensaba que la película aún no había tocado su techo y que aún quedaban 20 minutos para el verdadero clímax final. Nada de eso. Tres minutos de resolución facilona y "Directed by...", punto final. Eso es Gran Torino.

Pero que no se lleven a engaño, no estamos ante una mala película. Lo que la salva de la mediocridad es el dominio absoluto de Eastwood del lenguaje cinematográfico, su mano diestra con la cámara, con el regusto clásico, libre de tics videocliperos, de un maestro de la vieja escuela. Y para qué engañarnos, la historia tiene cierto fondo, nos hace reflexionar, volver atrás en el tiempo, recorrer mentalmente el pasado de ese perro viejo que es Walt Kowalski, un personaje con matices, quizá esos matices que echábamos de menos en los personajes de 'El intercambio' (el a mi juicio único error de su anterior película, que por cierto me parece muy superior a este 'Gran Torino').

En resumen, una película menor, sí, menor. Cuesta decirlo, acostumbrados como estábamos a la ristra de obras maestras que nos había regalado Eastwood (con ciertas excepciones, claro), desde el predicador justiciero de 'El jinete pálido' hasta esa cautivadora historia de 'El intercambio'. Pero lo es. A pesar de todo, nuestro amigo cascarrabias ya se tiene ganado su sitio en el olimpo de los dioses cinematográficos.

Ah, por cierto, esta película me ha hecho recordar por enésima vez que no volveré a ver más una película doblada en mi puñetera vida, a menos que amenacen con partirme las piernas o que inevitablemente el cine no ofrezca ninguna alternativa. Aprovecho para poner mi granito de arena: más versión original, por favor. No es una sugerencia, es una súplica desesperada. Gracias de antemano.

2.3.09

Creando arte con el error

En estos vídeos no hay ningún error:





Independientemente de las opiniones que puedan suscitar las canciones, ¿qué tienen en común ambos videoclips? Exacto, que han usado de forma artística uno de los errores más famosos en la reproducción de películas en formato Divx, los "artefactos de compresión", que suelen producirse cuando la película tiene pequeños fragmentos sin información o cuando un reproductor no consigue decodificar ciertas partes del vídeo. La pantalla se llena de píxeles corruptos y hasta que no hay un cambio brusco de la imagen no se eliminan.

Siempre me pareció muy artístico ese error, es más, sabía que tarde o temprano alguien aprovecharía ese error para crear arte. Aquí tenéis la página de un artista de los artefactos de compresión, David O'Reilly. No os perdáis el vídeo que incluye en su página: