28.10.07

Posible epitafio



Éste podría ser mi epitafio.

Malditos ataques emo-geeks.

25.10.07

Tres confesiones

Ante todos ustedes, nuestro último corto: Tres confesiones.



Se aceptan críticas, cuanto más destructivas mejor para mi ego.

24.10.07

Nietzscheada con frambuesa

Era temprano. M. se acababa de levantar, como cada mañana, para ir a trabajar. Cuando de repente sonó el teléfono. Pueriles pensamientos invadieron súbitamente su cabeza: "¿Día libre, quizá?". Descolgó el teléfono, y extrañado, preguntó:

-¿Dígame?
-¿M?- Preguntó una extraña y
quejumbrosa voz.
-Sí, soy yo. ¿Quién es?
-Buenos días, soy Nietzsche.
-¿Nietzsche? ¿El filósofo?- Preguntó M.
-Sí.
-¿Y qué quiere de mí? ¿Quién le ha dado mi número?
-No hay tiempo para preguntas, M. Tengo algo importante que comunicarle: Dios ha muerto.
-¿Cómo?
-Sí, M. Dios ha muerto.
-¿Pero qué dice? Mire, no tengo tiempo para bromas. Tengo un jefe al que satisfacer con mis halagos. Lo siento.
-¡Espere!- Gritó desesperada y apocalípticamente.- No es ninguna broma, se trata de un asunto muy serio.
-Bueno, bueno.
-No hay tiempo que perder, M., debo presentarme inmediatamente en su lugar de residencia.
-¿Pero tú sabes dónde vivo yo?
-Amigo, soy Nietzsche.
-Ah, si es así... De todas formas eso no sé si me tranquiliza.

El teléfono colgó como el sonido de un trueno. Nietzsche... el no saber si todas las neuronas de su cerebro habían despertado convenientemente le hacía pensar a M. que podría estar siendo víctima de alguna estúpida pesadilla.

El caso es que, con una increíble y germana destreza, la figura de lo que parecía ser un superhombre penetró por la ventana de la casa de M., en un espectacular estallido de cristales, cortinas, y todo lo que encontró a su paso. Estupefacto, y después de espetarle al aire un necesario "¿pero qué coño...?" M. se aventuró a intentar reconocer quién era el tipo que había entrado de esa manera tan poco ortodoxa en su preciosa residencia de soltero.

Sin lugar a dudas, un inconfundible mostacho despejó cualquier posibilidad de duda sobre la identidad del inquietante tipo.

-Esto... ¿eres tú, Nietzsche? - Preguntó M.
-Efectivamente, M.
-¿Sabe usted que existe una cosa llamada puerta?
-¿Es que no sabe usted que soy filósofo? No discuta mis métodos.
-De acuerdo.
-Bueno, M., vayamos al grano. Es estrictamente necesaria su colaboración en este terrible asunto.
-¿Qué...? ¿Pero qué pinto yo en esto?
-M., Dios ha muerto. El futuro de toda creencia religiosa está en grave peligro. La humanidad cabalga a lomos del caballo desquiciado de la locura hacia el más funesto de los destinos.
-Pero vamos a ver. Es que hay algo que no me encaja. ¿Usted no era nihilista?

De repente, en ese momento, Nietzsche emitió un grito ahogado.

-No… no quería decir eso… ¿Le pasa algo? ¿Ha desayunado esta mañana? -Preguntó M. con un creciente temor.
-Aaarraarggggg

Tras este temible grito, el mostacho de Nietzsche se fue poblando cada vez más y su cabeza y cuerpo se convirtieron en lo que parecía ser el mango de un escobón. M., despavorido, quería huir ante aquella espantosa escena. Intentaba correr, lo hacía con todas sus fuerzas, pero parecía que tenía los pies atados. Esto disparó en él la posibilidad de que estuviera envuelto en una pesadilla (lo de Nietzsche y el escobón lo consideró algo relativamente normal, no es la primera vez que un filósofo se convierte en un utensilio de limpieza del hogar).

Efectivamente, M. despertó. La imagen onírica de su inútil intento de correr ya sólo reverberaba en su mente como algo que tenía que olvidar para siempre, así que respiró tranquilo. Pero, al intentar levantarse, no tardó en reparar en que algo fallaba. Cuando se retiró las sábanas, observó que su cuerpo se había convertido horriblemente en el peludo y rechoncho cuerpo de un hámster, y que cuando intentó articular cualquier palabra, tan sólo podía decir una: "urifriski".

Aforismo automovilístico

Nissan Qoshqao, el todoterreno que pasa desapercibido.

22.10.07

En Timor Oriental se cuecen habas

Ante todo, y como la pereza y la falta de tiempo han hecho estragos en mi yo virtual, voy a quitarle las telarañas a este blog a golpe de resumen de lo que ha acontecido, acontece y acontecerá en mi vida, que sé que lo estaban deseando.

Uán. Sí, carajo. Por uno de esos pelotazos del destino conseguí entrar en la carrera de Comunicación Audiovisual en la Universidad de Málaga. Me siento como un colegial yogurín con la friolera de 22 años de edad. Me esperan cuatro años de frustraciones, sonrisas absurdas, relaciones sociales (¡qué bien!) y un sinfín de etcéteras que preferiría no imaginarme.

Tú. No sé aún si puedo dar por abandonado el Fotolog, aún me lo estoy pensando. Piensen el ingente trabajo de las neuronas de una mente tan monocromática como la mía para crear textos dignos de ser subidos al limbo de internet, si encima tengo que mantener alimentado mi principal sumidero de divagaciones.

Zrí. El próximo 10 de noviembre proyectan The man from London en el Festival de Cine de Sevilla. A los que le interese, ya saben el qué, el cuándo y el dónde.

For. Llegados a este punto, intentaré que este blog cumpla el mínimo cometido de todo blog que pretenda tomarse en serio a sí mismo: la constancia. Y lo haré a base de breves anotaciones, algún que otro vídeo que vaya subiendo a Youtube y demás menesteres que a vosotros os la trae floja.

Para que vayan abriendo boca, aquí tiene el remake que realizó mi colega Ángel del vídeo de promoción de mi blog, todo por supuesto en una perfecta improvisación:



Ni que decir tiene que intentaremos hacer de esto un fenómeno social.